Esclerosis del cristalino: ventaja o inconveniente [Invitado]

por | octubre 14, 2023

En este articulo os hablaremos de la esclerosis de cristalino y cómo tras la operación muchos pacientes perciben una gran mejoría a nivel visual.

En ojos normales debido a la transparencia, en la córnea, humor acuoso, cristalino y humores, se transmite prácticamente toda la radiación visible (380 hasta 760 nm) a la retina. Obviamente, debido a la adaptación del sistema visual a estas radiaciones, su efecto no suele ser perjudicial.

Los cambios involutivos del sistema ocular con el envejecimiento, por alteraciones y opacificaciones en los medios oculares, (principalmente en el cristalino), implican que disminuya la luz que incide directamente en la retina; esta menor recepción luminosa provoca una disminución del funcionamiento fisiológico de la retina, dificultándose la absorción de los fotorreceptores de la retina. Esta menor estimulación afecta al proceso fotoquímico y neural que causa la sensación de la visión afectándose la calidad de esta, este hecho se ve incrementado por la pérdida de hasta el 50% de las células ganglionares en la edad geriátrica.

Todo ello provoca cambios funcionales en las capacidades visuales de los ancianos, incluso en ausencia de ojo enfermo, con cambios en la percepción de la visión de los colores y de la sensibilidad al contraste, al ser más notorias las alteraciones en la retina central. Sin embargo, una disminución luminosa selectiva en el espectro es positiva, de hecho se ha observado una menor incidencia de degeneración macular en personas mayores con el núcleo del cristalino amarillento que en personas con cambios corticales y un núcleo del cristalino limpio.

Más información: Rejilla de Amsler: qué es y cómo hacer el test de la degeneración macular

Aunque absorciones prolongadas de radiación visible pueden tener efectos funcionales indeseables. La epidemiología muestra una relación entre el envejecimiento de la retina y el epitelio pigmentario, y la exposición a la radiación luminosa, (sobre todo en la zona ultravioleta, y en las longitudes de onda entre 430 y 450 nm), jugando un papel importante en la etiología de la degeneración macular senil. Por ejemplo, los sujetos que presentan pinguécula e iris claros muestran mayor frecuencia de degeneración macular que los que tienen el ojo oscuro.

Pero, ¿qué ocurre entonces cuando se plantea una cirugía de catarata?

La incapacidad visual que le provoca al paciente la esclerosis cristalino avanzada, hace que surja la necesidad de cirugía. Esto unido a que los cuidados refractivos en el postoperatorio han cambiado enormemente en los últimos años, siendo marcadamente simplificados y estables debido a la evolución en las técnicas quirúrgicas con pequeñas aperturas corneales, hacen que sea una buena opción a tener en cuenta.

Un paciente recién operado de una esclerosis nuclear del cristalino refiere en los primeros momentos cuanta luz y que “vivos” percibe los colores de los objetos, ello se debe a los inusuales altos niveles de radiación dentro del espectro visible que vuelve a percibir. Este hecho de alegría inicial puede resultar perjudicial, hay que pensar que ese ojo está acostumbrado en los últimos años a dicha disminución progresiva de la luz incidente en la retina, actuándole el cristalino opacificado como un filtro natural protector. Al transformarse ese ojo en afaco, por la extracción del cristalino, hace que se incremente mucho y de repente, la cuantía lumínica que recibe esa retina funcionalmente “adormilada”, debiendo transcurrir un tiempo hasta que se “acostumbra” al nuevo estado luminoso.

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Si bien las lentes intraoculares usadas en la operación de esclerosis cristalino tratan de minimizar estos efectos adversos mediante la incorporación de diversos filtros, lo cierto es que el incremento del contenido luminoso se aumenta mucho con respecto al que tenía previo a la cirugía. El riesgo principal en pacientes más predispuestos, sobre todo en esos primeros momentos, es que al perder con la edad la capacidad regenerativa de los fotorreceptores, se tarda más tiempo en la recuperación frente a los agentes externos perjudiciales. Todo ello puede provocar una alteración permanente en la capacidad de la retina.

Una solución fácil y óptima de minimizar estos cambios indeseados es utilizar desde el primer momento tras la cirugía de esclerosis cristalino, una gafa de sol buena con lentes oftálmicas de calidad que filtren, adecuada y selectivamente en ambientes luminosos altos en un espectro bajo medio, para que esa retina consiga “acostumbrase” a las nuevas condiciones lumínicas. Esta protección suplementaria proporciona un mejor confort del usuario y lo protege de una forma específica de una radiación luminosa nociva o de alta intensidad, al reducir el nivel de intensidad que alcanza la retina y al eliminar por absorción las radiaciones peligrosas.

Una parte fundamental en la eficacia de los tratamientos es prevenir, y en la visión todos los profesionales involucrados en el manejo del paciente deben buscar esta prevención concienciando visualmente a la población a todos los niveles.

Sobre el autor:

El autor del artículo es Andrés Gené Sampedro DOO, MSc. Profesor Titular Optometría y Contactología. Unidad de Optometría y Ciencias de la Visión. Departamento de Óptica. Universidad de Valencia. España. Además de profesor en la Universidad, Andrés colabora con empresas del sector dando conferencias y formaciones.

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